La intermitencia de la juventud


El mundo está en nuestras manos. Eso creemos
Pensamos que tenemos la razón absoluta, y lo demostramos.
Vivimos creyendo que sabemos más que el resto, cuando en realidad solo somos aprendices de la vida, de nuestra vida.
Llega un momento en que todo nos parece confuso, las ideas se nos confunden y nos damos cuenta que nuestras ideas son solo un pequeño dejo de lo poco que hemos vivido.

Algunos dejan de saltar en charcos de barro,  otros simplemente pasan por encima con soberbia.
La juventud es aquello que tenemos presente en cada recuerdo.
Donde la excitación del día a día se nos presenta, muchas veces con desidia, muchas veces con emoción.
Escribimos, soñamos, cantamos y vivimos con la idea de que somos inmortales. Y lo somos mientras seguimos jóvenes.
 ¿Cómo podemos pensar siquiera en no ser idealistas cuando sentimos que el mundo está en nuestras manos?

Deseo creer  que esto es un espejismo del alma, un pequeño retazo de un sentimiento capaz de hacer volar los sentidos.
La idea de romper las barreras que nos rodean interminablemente.
Poseer una vaga idea de que somos personas y humanizar a la sociedad.
Ser pólvora en época de paz, e intentar destruir los cimientos de una sociedad opresora y desigual solo con la idea de hacerlo…

Viajemos hacia un todo de contextos y dejemos los sofismas y eufemismos de lado, ya no los quiero!, y tal vez, si le gritamos al aire, el viento se llevará las promesas hacia el más recóndito lugar del mundo hasta donde el sol ya no alumbra.

Plutón ya no existe, un golpe duro para mí, que nací con la idea de un lejano y pequeño planeta, casi rozando la ternura de su imagen.
Podría jugar a los juegos de antaño que olvidé con el tiempo, rodar por el mundo y juntar palabras para crear un cuento de aquellos, que con los años se transforman.

Inventar historias de amores anestesiados por el olvido, y cubrir las llagas ardientes de las manías más absurdas.
Perdidos en la sutileza de un sarcasmo…


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